Juan Antonio Calles de los Mozos, socio director de I Assessment, nos ayuda a entender un aspecto clave del liderazgo en este nuevo capítulo del podcast El Futuro del Trabajo. En concreto, nos descubre el «lado oscuro del liderazgo» que puede surgir cuando nos enfrentamos a situaciones conflictivas o estresantes. Exploramos cuáles son los factores que desencadenan esas reacciones y qué podemos hacer para evitarlas o minimizarlas.

¿Qué cualidades hacen que alguien sea un buen líder? Y, sobre todo, ¿cómo se pueden evaluar? En este capítulo del podcast El Futuro del Trabajo invitamos a Juan Antonio Calles de los Mozos, experto en evaluación y desarrollo del liderazgo, para ahondar en estas cuestiones y ayudarnos a entender en particular ese «lado oscuro del liderazgo» y los factores «disparadores» que lo pueden hacer aparecer en situaciones de crisis o estrés.

Como señala el entrevistado, hay que tener en cuenta que el liderazgo nunca puede ser contextual, es decir, un líder debe desempeñar bien su trabajo tanto en un contexto de bonanza como cuando la situación se complica. Ahí está la clave para ver si una persona es un buen líder o no. Juan Antonio lo explica con un concepto que gustará a los fans de la ciencia ficción: cuando haces una entrevista de trabajo, por ejemplo, o cuando empiezas en una organización y las cosas van bien, enseñamos el lado brillante de nuestra personalidad; pero cuando experimentamos momentos de tensión o estrés, sacamos a relucir nuestro lado oscuro, que normalmente permanece oculto.

Necesitamos a líderes que sean capaces de comunicar, de ganarse a las personas, que se preocupen por ellas…, y eso tiene un factor innato que no podemos negar: hay gente que simplemente tiene una predisposición natural a ello, y no es algo que puedas aprender haciendo un cursillo. En otras palabras, la personalidad es uno de los predictores de éxito más importantes de un líder, y hay una línea muy clara entre la personalidad de esa persona y los resultados de una compañía.

Pero entre los rasgos que determinan el comportamiento de los líderes hay una serie de características a las que llaman ‘descarriladores.’ Ante una situación complicada, podemos reaccionar de diferentes maneras. Quizá alguien explota emocionalmente, mientras que otra persona evita el conflicto de entrada pero luego te clava una puñalada por la espalda, o puede que alguien se quede paralizado y prefiera esperar órdenes. Simplificándolo mucho, son mecanismos de defensa ante una situación de miedo.

¿Qué perfiles de profesionales muestran estos descarriladores? Todos. Todos tenemos descarriladores, y tarde o temprano habrá algo —algún ‘disparador’— que los activará. Sin embargo, es importante identificarlos y evaluarlos en el contexto laboral de cada persona. Por ejemplo, seguramente no será bueno que el CEO de una empresa sea perfeccionista, porque tendrá una tendencia al micromanagement. En cambio, que un contable sea perfeccionista puede ser positivo para sus tareas profesionales.

Para entender mejor qué son los descarriladores y los disparadores, examinamos el comportamiento de algunos líderes muy conocidos, como Elon Musk, Vladímir Putin, Steve Jobs y Boris Johnson. Personas capaces de transformar el mundo y que, aun así, los hemos visto descarrilar desde el punto de vista del liderazgo. Porque puedes ser un gran innovador, un revolucionario, el presidente de un país…, pero eso no significa que seas necesariamente un buen líder, que tengas la habilidad de crear y dirigir un equipo de alto rendimiento, y menos en un escenario de crisis.

Un mal liderazgo tiene un sinfín de consecuencias para las compañías. De hecho, cuando un empleado deja su trabajo, a menudo uno de los principales motivos es su jefe, porque los descarriladores de un líder alienan a los trabajadores y conducen a una pérdida de la seguridad psicológica, un factor clave para el rendimiento de un equipo. A esto se le suma que muchos líderes tienden a contratar a personas que se les parecen, porque “me recuerda a mí de joven”. Pero eso lo único que hará es reafirmar esos descarriladores dentro de la organización, además de tener unos efectos nefastos sobre la diversidad de los equipos, un factor primordial en la efectividad de los comités directivos, como nos explicó Álvaro Cárcel en un capítulo anterior de este podcast.

La gran duda que nos queda es ¿qué podemos hacer para controlar ese ‘lado oscuro del liderazgo’? Juan Antonio Calles nos da las claves: conocer nuestros descarriladores, aceptarlos como lo que son, valorar su impacto en nuestro desempeño, identificar los disparadores e intentar preverlos o, si no es posible, minimizar el impacto del descarrilamiento. Y cuando todo falle, no debemos olvidar la importancia de la humildad. Debemos reconocer el error, disculparse y aprender de ello. Al fin y al cabo, las posiciones de liderazgo son tanto una oportunidad como una responsabilidad, y los profesionales que están en estos puestos tienen la obligación personal de hacerse responsables de su liderazgo.