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mayo 19, 2025 9 min
Inteligencia Artificial y trabajo, ¿Nos estamos acercando al punto de no retorno?
Durante los últimos meses algunos CEOs de compañías tecnológicas están enviando a sus empleados comunicaciones muy claras sobre su visión del impacto de la inteligencia artificial en sus organizaciones. ¿Nos estamos acercando a un punto de no retorno con la IA?¿Qué retos supone para las áreas de gestión de personas?


Cuando probé ChatGPT por primera vez en diciembre de 2022, sentí algo que no me había ocurrido nunca con una tecnología: una mezcla de entusiasmo y vértigo. Me fascinó lo que era capaz de hacer, pero al mismo tiempo me inquietó profundamente imaginar sus consecuencias para el mundo del trabajo. Ese día estábamos los tres socios de Future for Work Institute en la oficina y la sensación de los tres fue muy similar: este podría ser el origen de uno de los cambios más grandes que vivamos en el mundo del trabajo. Estuvimos toda una semana hablando de ello.
Desde entonces, fuimos muy conscientes de que debíamos seguir muy de cerca las señales y evidencias para ayudar a nuestra comunidad a comprender la verdadera dimensión del cambio que se avecina. Algunos ejemplos de este esfuerzo lo podéis encontrar en nuestra selección de contenidos de inteligencia artificial, nuestro estudio longitudinal sobre los profesionales de RRHH ante los desafíos de la IA o el programa RRHH y la revolución de la IA.
Tenemos un objetivo claro, aportar conocimiento para que los profesionales del área desarrollen criterio y discurso para tener una voz relevante en uno de los momentos de mayor transformación del trabajo. Porque sabemos que muchas de las decisiones que se tomarán en los próximos meses y años tendrán consecuencias profundas.
En el marco de este ejercicio de observación y análisis, en los últimos meses hemos identificado una corriente asociada a los mensajes públicos de CEOs de empresas tecnológicas sobre el impacto que la inteligencia artificial ya está teniendo —y seguirá teniendo— en la forma de trabajar de sus compañías. Y no se trata de advertencias vagas ni de visiones a largo plazo. Sus declaraciones son directas, estratégicas y alineadas con decisiones concretas que ya están transformando sus organizaciones. Lo que están diciendo no deja lugar a dudas, estamos entrando en una nueva lógica de trabajo, y hay que prepararse para afrontarla.
Pero antes de entrar en el contenido de estos mensajes, conviene entender en qué punto se encuentra el desarrollo actual de la IA, especialmente en una de las áreas donde el cambio ha sido más acelerado y visible: la programación. No haré aquí un análisis exhaustivo, pero para quienes no lo están siguiendo de cerca, es importante saber que todas las compañías que desarrollan grandes modelos de lenguaje han centrado parte de sus esfuerzos en potenciar sus capacidades para generar, depurar y comprender código. Y esto está teniendo consecuencias importantes en el diseño de este tipo de trabajo.
De la fascinación a trabajar de un modo distinto
Lo que comenzó como una herramienta capaz de responder con sorprendente fluidez a nuestras preguntas, hoy está transformando la manera en la que trabajan muchos profesionales. Un buen ejemplo de esta evolución es lo que está ocurriendo en el ámbito del desarrollo de software.
En apenas un año, los grandes modelos de lenguaje han pasado de autocompletar líneas de código a resolver tareas complejas de programación: generar funciones a partir de descripciones en lenguaje natural, detectar y corregir errores, traducir entre lenguajes, crear documentación técnica e incluso diseñar casos de prueba. Lo que antes exigía horas de trabajo humano, ahora se resuelve en minutos de interacción con una IA.
El salto ha sido tan significativo que los antiguos benchmarks para evaluar las capacidades de estos modelos han quedado obsoletos. En mayo de 2024, por ejemplo, GPT-4o superó el benchmark HumanEval con un 90,2 % de acierto. Nuevas pruebas están desarrollando nuevos estándares, por ejemplo el SWE-Lancer Benchmark, diseñado para simular tareas propias de un programador freelance de élite, con ingresos estimados de hasta un millón de dólares al año. En esta prueba, el modelo Claude, de Anthropic, ya ha alcanzando una facturación simulada de 403.325 dólares según el estudio «SWE-Lancer: Can Frontier LLMs Earn $1 Million from Real-World Freelance Software Engineering?», publicado en febrero de este año. No se trata de simples pruebas técnicas, sino de evidencias concretas del valor real que puede aportar la inteligencia artificial en esta y en otras muchas profesiones.
Estos avances, están cambiando las formas de trabajar para los programadores. Está emergiendo un nuevo estilo de desarrollo conocido como vibe coding, acuñado por Andrej Karpathy. En él, el programador ya no escribe directamente, sino que describe lo que quiere, itera con la IA, afina, y delega la ejecución. Se trabaja por “vibración”, no por precisión técnica. Es una manera radicalmente distinta de programar, pero sobre todo es una metáfora de lo que está ocurriendo en muchas otras funciones: el centro de gravedad del trabajo se está desplazando del hacer al pedir. Y esto, tendrá muchas implicaciones.
El cambio ya está en marcha: CEOs como portavoces del impacto
Con este contexto técnico en mente, es más fácil entender el tono y contenido de los mensajes que están lanzando los CEOs de algunas compañías tecnológicas bastante conocidas. Ya no hablan de oportunidades futuras ni de “potencial de la IA”. Hablan de una nueva lógica de trabajo que ya están implementando.
Aaron Levie, CEO de Box, ha declarado que su empresa será AI-First, es decir, orientada a diseñar productos, procesos y decisiones teniendo como centro operativo la inteligencia artificial. En sus palabras, se trata de eliminar tareas tediosas, acelerar los procesos y redirigir los ahorros hacia tareas más estratégicas. Pero también de rediseñar funciones, fomentar una cultura de aprendizaje continuo y establecer plataformas comunes para escalar el uso de IA de forma transversal.
Luis von Ahn, desde Duolingo, comparte una visión similar pero con un tono más existencial. La IA, dice, no es solo una mejora operativa, es lo que permite cumplir su misión. Sin ella, el ritmo de creación de contenido educativo no sería viable. Y aunque reconoce que algunas decisiones implican renuncias —como dejar de contratar freelance para ciertas tareas—, cree firmemente que el cambio no puede esperar a que la tecnología sea perfecta. Hay que actuar ahora.
En Shopify, Tobi Lütke ha sido incluso más contundente. Para él, usar bien la IA ya no es opcional, es una expectativa básica para cualquier rol. No solo se exige que los empleados aprendan a integrarla en su día a día, sino que antes de pedir más personas, los equipos deben demostrar que la tarea no puede hacerse con IA. Así de claro. Incluso sus evaluaciones de desempeño ya están incorporando preguntas específicas sobre uso y dominio de estas herramientas.
Y quizás el mensaje más directo lo haya lanzado Micha Kaufman, CEO de Fiverr: «La IA viene por tu trabajo. Y también por el mío”. No lo dice para asustar, sino como ejercicio de sinceridad radical. En su organización, el uso de IA se ha convertido en el nuevo estándar de productividad. El que no lo integre se quedará atrás. Así de simple.
Estos líderes no están improvisando. Están marcando una nueva lógica de funcionamiento organizativo. No se trata de adaptarse gradualmente. Se trata de trabajar de un modo diferente.
RRHH ante su encrucijada: transformar o quedarse al margen
Si los CEOs ya están redefiniendo las reglas del juego, ¿cuál es entonces el papel que debe asumir el área de RRHH? La respuesta corta: acompañar la transformación. La respuesta completa: repensar radicalmente su propuesta de valor.
No estamos ante una simple evolución de procesos o herramientas. Estamos ante una transformación estructural del trabajo que exige revisar desde los modelos de talento hasta la cultura organizativa. Y eso interpela de forma directa a la función de personas. Las expectativas que están marcando las organizaciones más avanzadas son claras y exigentes:
• Rediseñar los procesos de trabajo y los flujos de talento teniendo en cuenta las capacidades de la IA.
• Asegurar que cada nuevo rol que se incorpore responde a una necesidad que no puede cubrirse con tecnología.
• Evaluar el desempeño no solo en función de los resultados, sino también del nivel de integración de la IA en el trabajo diario.
• Capacitar y desarrollar a los empleados con foco en el uso inteligente de estas herramientas.
• Generar nuevas culturas de aprendizaje, con comunidades internas que compartan buenas prácticas, errores y experimentación.
• Gestionar las resistencias al cambio, sostener emocionalmente a quienes se sientan superados, y garantizar una transición humana a lo que está por venir.
Y todo esto sin perder de vista los posibles efectos colaterales de la integración de esta tecnología, como el incremento de la carga mental, la sensación de obsolescencia, la ansiedad ante la velocidad del aprendizaje, o la presión por demostrar valor frente a un sistema cada vez más capaz de hacer tareas que hasta ahora solamente podían hacer los humanos.
Porque el riesgo no es solo perder empleos. El riesgo es perder talento, motivación y capacidad de innovación si no se gestiona bien el transición. No podemos permitirnos una generación perdida de profesionales que no encuentren cómo encajar en esta nueva lógica del trabajo.
¿Estaremos a la altura del momento?
Lo que estamos viviendo no es solo una nueva fase de transformación digital. Es un avance hacía algo nuevo y parece que estamos llegando a un punto de no retorno. Uno de esos momentos en los que el terreno bajo nuestros pies se está reconfigurando, y lo que decidamos hacer —o no hacer— tendrá consecuencias durante años.
Si se cumple la conjetura de los puntos de inflexión. El impacto de la IA en el trabajo probablemente seguirá tres fases: aumentación, internalización y sustitución. Ya hemos empezado a ver señales del primero. El segundo está ocurriendo ahora mismo. El tercero se está preparando en silencio, en forma de experimentos, benchmarks, comunicados y decisiones silenciosas que podemos ver pronto hechas realidad.
Y en medio de todo esto, el área de RRHH puede tener un rol determinante. Puede ser un protagonista de la adaptación, la reinvención y el alineamiento entre personas, capacidades y tecnología. O puede quedarse al margen como una función reactiva, gestionando procesos obsoletos para realidades que ya no existen desconectándose aún más de los retos reales del negocio.
Nuestro estudio sobre IA y profesionales de RRHH muestra que, por múltiples razones, esta urgencia aún no se ha interiorizado del todo. Muchas personas siguen viendo la IA como algo externo, accesorio o incluso “no para ellos”. Pero lo cierto es que, si hoy no tienes integrada la IA generativa en tu día a día, vas con tres años de retraso.
Y no, no se trata solo de “usar un chat”. Es una tecnología capaz de amplificar el pensamiento humano con una velocidad, una memoria y una capacidad de síntesis que nos supera a la de la mayoría de nosotros porque no para de aprender y mejorar. No comprenderla ni utilizarla limitará tu capacidad de contribuir, de decidir y, en algunos casos, incluso de seguir siendo empleable.
Puede que este artículo te suene alarmista. Pero te aseguro que no lo es. Llevamos años siguiendo de cerca este fenómeno, y las señales no solo son más claras: están más cerca. La buena noticia es que aún tienes algo de tiempo.
Por eso, antes de cerrar este artículo, conviene detenerse un momento y hacerse algunas preguntas:
¿Te estás preparando para manejar las tensiones que traerá la IA a los empleados de tu organización?
¿Tienes un plan para tener a las personas clave en este momento?
¿Cómo vas a acompañar esta transformación desde tu área?
¿Qué se va hacer con las ganancias de productividad?
¿Qué vamos a hacer para garantizar el bienestar?
¿Qué vamos a hacer para que nadie se quede atrás?
Probablemente, estas serán algunas de las preguntas que tu CEO ya se está haciendo. La cuestión es, ¿Te estás preparando para responderlas?.
Referencias:
Kaufman, M (2025) Comunicado a los empleados de Fiverr
Levie, A. (2025) Principios de Box para evolucionar hacia una compañía AI-first
Lütke, T. (2025) Comunicación a los empleados de Shopify
Miserendino, S., Wang, M., Patwardhan, T., & Heidecke, J. (2025). SWE-Lancer: Can Frontier LLMs Earn $1 Million from Real-World Freelance Software Engineering?. arXiv preprint arXiv:2502.12115.
Qiao, D., Rui, H., & Xiong, Q. (2025). AI and Freelancers: Has the Inflection Point Arrived
von Ahn, L. (2025) Comunicado para todos los empleados de Duolingo
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Foto de Pedro Honn en Unsplash
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